“Mi Tucumán querido” busca sintetizar en su título lo que conceptualmente se expresará sobre el escenario Atahualpa Yupanqui de Cosquín esta noche, cuando una delegación oficial del Ente Cultural de la Provincia de cerca de un centenar de integrantes presente ese espectáculo en el Festival Nacional de Folclore.
Serán 18 minutos, desde poco antes de la medianoche y en el segmento Postales de Provincia, con televisación en directo por la TV Pública. Estar en la plaza Próspero Molina implicó una erogación en derechos de $3 millones, aparte de honorarios, traslados, viáticos y otros costos, que son considerados como una inversión en términos de difusión.
Sólo en bailarines, hay 54 artistas participando (27 parejas), que fueron elegidos en instancias selectivas por todo Tucumán, a través del Consejo Provincial de Cultura; además de músicos y cantantes (también elegidos por concurso), y personal técnico, de logística y administrativo involucrado en el proyecto.
Al frente del grupo está Gonzalo Reynaga. “Es una tarea agotadora pero muy gratificante por la energía y el compromiso de todos los que participan. Intervine en la selección del equipo de trabajo (directores, coreógrafos y técnicos), de la gestión con la comisión del festival y de atender cada uno de los requerimientos artísticos y técnicos que se necesitan. Estamos trabajando de forma mancomunada con otras áreas administrativas, que son imprescindibles para que esto se pueda desarrollar”, le detalla a LA GACETA.
Es el veterano de la delegación, porque ya estuvo en las cuatro experiencias anteriores en Cosquín. “Cada una fue diferente. El escenario impacta desde la infraestructura y la innovación técnica que presenta todos los años y para los que trabajamos en la producción de espectáculos es un aprendizaje constante”, destaca.
“El show refleja justamente la idea de ‘Postales...’. Es un recorrido por el Tucumán de ayer y hoy con ‘imágenes’ representativas como son las fiestas populares tradicionales, el histórico motor productivo que fue y es la zafra, y la presencia de compositores de diferentes épocas y lugares, que inspirados por nuestra provincia, forjaron nuestra identidad folclórica”, anticipa sobre lo que se verá.
Preparar todo fue un trabajo arduo, porque no había mucho tiempo: se comenzó a mediados de noviembre con los concursos, una decisión tomada por el titular del Ente, Martín Ruiz Torres, a partir del planteo de posibilitar la participación de bailarines y cantantes de toda la provincia a través de convocatorias abiertas.
En su hogar
Para resolver la puesta en escena, se miró hacia adentro de la estructura oficial. El director artístico y general es Luis Manuel de Armas Dorado, tucumano de adopción. “Nací y he sido formado profesionalmente en Cuba. He vivido y trabajado en universidades y compañías de varios países. Como todo emigrante conoce bien, pasamos por los lugares con la sensación que en algún momento regresaremos a casa. Hace años, por primera vez en mi vida, algo dentro de mi cambió para siempre. Ya no había más lugar para buscar, estaba en casa. Soy orgullosamente tucumano y argentino”, remarca.
Su trabajo se complementó con el de los otros directores: el musical Mauricio Martínez Zuccardi y los del ballet, Martín Correa y Pascual Huerta (ver “Una música...” y “Estará...”).
De Armas Dorado admite que se asustó cuando le propusieron dirigir el espectáculo. Es su segunda vez consecutiva, porque también ocupó ese rol en “Nosotros los tucumanos”, que dejó una gran imagen entre los organizadores de Cosquín. Pero inmediatamente aclara que “cada proceso es único e irrepetible porque depende, en primer lugar, de los protagonistas que crean”.
“Veo la dirección artística como un liderazgo, donde se crean grupos y espacios propicios para la libertad creativa. Estoy atento a las necesidades expresivas de cada integrante y definimos una ruta común a los intereses colectivos. En el camino vamos seleccionando las piezas adecuadas para cada instante de la obra. Mi función es de un conductor, un facilitador, y de cuidar cada detalle. Este tipo de puestas requiere de una coordinación de elementos como la danza, el teatro, la música, el canto, la poesía, los audiovisuales, los diseños de vestuario y de luces, técnicos, vestuaristas, productores y 70 artistas en el escenario. Que todos trabajemos en armonía, en espacios de solidaridad y confianza, encaminados a un fin común, con alegría, con la consciencia que estamos representando a toda una provincia, que debemos asumirlo con responsabilidad, exigiéndonos al máximo, dando lo mejor de cada uno, y al final armar toda la estructura con lo que me ofrecen los artistas elegidos, esa es mi tarea”, detalla. Y suena agotador.
El artista nacido en el Caribe reconoce que “no ha sido fácil la inserción profesional, aún con varios premios internacionales y un importante éxito artístico, llegar a un lugar donde pocos conocen tu trabajo ha requerido de una profunda humildad, de comenzar de cero a construir relaciones humanas y profesionales; Tucumán ha sido paciente y bondadoso conmigo”.
Acerca de a qué se llama folclore, resalta que el espectro es muy amplio: “tenemos los que se aferran a la tradición y son guardianes de la memoria colectiva, de los más auténticos estilos, estructuras, formas. Y un movimiento, especialmente de jóvenes creadores, que buscan nuevos caminos experimentando con sonoridades, formatos y estructuras musicales asociadas al rock, el pop, el jazz, la música clásica. Lo mismo pasa con la danza, donde coreógrafos exploran en el ballet estilizado, con elementos de la danza contemporánea”.
El guión de “Mi Tucumán querido” va desde los orígenes hasta la actualidad del territorio y su gente. “Atravesamos los valles, la cultura de la zafra de azúcar, el limón, las fiestas populares, las peñas; se asemeja más a un grito, una energía que arrasa, que llevamos en nuestro ADN, esa de un Tucumán laborioso, solidario, que derramará en el escenario los trazos de nuestro pasado heroico y la necesidad de un brillante porvenir”, promete.
La presentación de la delegación tuvo una espectadora especial. “Mi madre vino de Cuba a visitarnos después de ocho años sin vernos. En su rostro corrían lágrimas de orgullo, de ver a su hijo dirigir uno de los espectáculos más importantes de la provincia. Solo tengo agradecimiento en mi corazón para quienes me han adoptado con amor y respeto. Y han hecho de este lugar mi hogar”, concluye.